“Chocolatear” nuestras leches vegetales es uno de los trucos que muchas madres chufamixeras emplean para introducir a sus niños (sean intolerantes a la lactosa o al gluten, o no lo sean) en este saludable hábito.
Hace bien poco, participamos en una cata de chocolates venezolanos en la ciudad de Valencia. Se habló de la necesidad de adquirir cacao y chocolates de marcas que utilizan comercio justo como principio ético, ya que es conocida la explotación laboral que envuelve a este sector.
Con este hábito contribuimos a evitar cacao procedente de haciendas que emplean a niños y mujeres en condiciones lamentables de trabajo en regimen de semiesclavitud, y a no denigrar la dignidad del recolector, ni de las familias que viven del árbol cacaotero.
Hay tres variedades de cacao: criollo, trinitario y forastero. El criollo es el que se cultiva en Chuao y en el resto de Venezuela; el forastero proviene de África y el trinitario, es un cruce de los dos anteriores.
A parte de estar bien rico, desde el punto de vista nutricional, el cacao es un alimento muy sano: contiene proteínas y más de 100 sustancias beneficiosas para el organismo como antioxidantes, neurotransmisores y estimulantes. Eso sí, debemos buscar etiquetas que eviten el excesivo uso de almidonantes que engordan la textura y le restan el sabor característico del cacao de calidad, así como saborizantes artificiales como la vainilla industrial en lugar de vainilla pura.
La muestra culminó con la cata del galardonado como mejor chocolate oscuro del mundo, 2013, conocido como Canoabo, con un 70% de cacao y elaborado en Venezuela.
Venezuela es el primer país del mundo en elaboración de chocolates provenientes de cacao criollo fino. Destaca especialmente el encantador pueblo de Chuao en el estado de Aragua.
Con cerca de 2.000 habitantes, Chuao huele, suda y emana cacao por cada uno de sus poros. El cacao es el medio de vida del 90% de las familias chuaoenses. Son principalmente las mujeres (pero también hombres como nuestro amigo Txentxo) las que hacen el trabajo de limpiar los “conucos”, de cosechar el cacao mientras cantan canciones ancestrales, de secarlo a la puerta de su iglesia, y de elaborar la panela.
Y todo en ecológico, aunque sin certificar, porque en los conucos familiares de Chuao no entra una gota de fertilizantes o fitosanitarios químicos, las matas de cacao crecen salvajes y orgullosas, como los propios chuaenses con su arraigada cultura popular.
Las propias “mujeres del cacao de Chuao” son también las responsables y dueñas de la empresa campesina que gestiona todo el cacao de Chuao. Entre socias y socios de la misma se cosecha, se hacen los trabajos de secado, mantenimiento de las acequias, etc…
Tenemos el privilegio de contar hace muchos años con la amistad de Fernando Carrizales (chuaopescao.facebook) , un reconocido fotógrafo venezolano afincado en Chuau, que junto a su “pana” artista Angel Rizo, nos han cedido documentación al respecto.
En este breve video veréis cómo se seca el cacao, siempre con pochos en forma lunar, en la puerta de la iglesia del pueblo:
Aquí tienen la entrevista a Kati (mujer del cacao), y un día normal de trabajo en un “conuko”.
Aquí, las mujeres rumbeando y cantando en las fiestas patronales del pueblo, el 14 de febrero.
Sea de Venezuela, o del país que sea, aseguraros por favor que el cacao que empleáis no procede de campos de comercio injusto. Millones de familias en Suramérica y África dependen de que con nuestro poder de compra digamos de una vez “BASTA!” a productos insolidarios que sólo benefician a pocas multinacionales.
Un fuerte abrazo a todos los panas y familias de Chuao, Nora, Txentxo, Tibisai, Erwin, Juan Velocidad y hermana, Mao, Félix, Orlando, Manzana, Priska, Chawa, JuanJosé, Juana, Malibú…nunca pierdan aquello que los hace grandes, su cacao, su pescao, sus diablos, su tambor, su cultura, y hasta su leche de burra !
Esta leche vegetal de arroz, cacao chuaense y merey va a su salud!!
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