Variedad de semillas germinadas

El pasado 15-16 de marzo se celebro en el caserío Bizitoki, situado en la hermosa provincia de Baxe Nafarroa (Pirineos Atlánticos) un encuentro para el intercambio de semillas locales, al que acudimos con gran interés.

En este encuentro se celebraron dos talleres abiertos. El primero fue sobre ”Germinados” para uso alimentario y el segundo, sobre el ”Uso de la bellota en la alimentación humana”.

En este artículo os queremos compartir lo aprendido en aquel taller sobre germinación casera, pues consideramos que es un interesante recurso también en el mundo de las leches vegetales naturales.

¿Por qué consumir semillas germinadas?

El objetivo de la germinación es el de aumentar el potencial nutricional de las semillas. Cuando provocamos la germinación de cualquier semilla, los nutrientes que la componen se van transformando. Aumentan considerablemente el número de vitaminas y de enzimas, y por otra parte, las proteínas, hidratos de carbono y las grasas se descomponen volviéndose más digeribles. Para más información podéis acudir a este artículo que nos aporta muy detallada información sobre las propiedades nutricionales de semillas germinadas.

Como consumirlas:

Se puede empezar empleándolas como decorativas en ensaladas, hacer veggiburguers con ellas, añadirlas a un plato de cereales ya cocidos, incluirlas en las leches vegetales naturales… e ir poco a poco aficionándonos a su presencia y sabor. Pero nos parece muy importante señalar que, para que la aportación nutricional sea significante, hay que comer al menos 30 gramos de semillas germinadas por persona. Tenéis algunas recetas en este link.

Por otra parte, las semillas germinadas son la base para hacer “agua enzimática” o “rejuvelac”. Esta agua especial sirve como fermentadora para realizar yogures y quesos vegetales. Tenéis todo el proceso en el artículo titulado cómo hacer yogur y queso veganos con agua enzimática. Merece la pena echarle una ojeada, pues es sencillo de hacer y el resultado muy útil para las personas que siguen una alimentación vegana y/o vegetariana.

Tapa agujereada a golpe de clavo y martillo.

Cómo construir un tarro germinador casero

Utilizaremos un tarro de cristal y su tapa metálica.

Con la ayuda de un martillo y un clavo grande se hacen pequeños agujeros en la tapa, a modo de colador. Esto se hace poniendo la tapa boca abajo sobre una tabla y dándole golpecitos a con el clavo y martillo. Para rematar la faena, se puede lijar la rebaba que queda en la parte superior. Es tan sencillo que hasta se puede hacer con la ayuda de l@s peques de casa.

Si no tenemos una regadera de plantas decente, el tarro germinador es ideal para tal función.

Consejos básicos para germinación en tarros de cristal

Este método es muy útil para germinar semillas de plantas leguminosas (lentejas, garbanzos, soja…), cereales (arroz, trigo…) o semillas de girasol, calabaza, incluso semillas pequeñas de como la alfalfa, la col… pero no es el más adecuado para las semillas pequeñas y mucilaginosas como la rúcula, el lino, el berro... Para este tipo de semilla es mejor utilizar platos de germinación para que el proceso de germinación ocurra en un ambiente más aireado y no se pudran.

Semillas integrales, tarro de cristal con tapa tipo colador, agua y calor son los ingredientes básicos.

Básicamente se trata de imitar de forma casera la humedad y temperatura necesarias que la semilla necesita para germinar.

• Primero se elijen las semillas que han de ser integrales y a poder ser locales y de cultivo ecológico (el arroz blanco, por ejemplo, no germina).
• Luego se dejan las semillas una noche a remojo en agua natural dentro del tarro de cristal.
• Cuando germinamos leguminosas (lentejas, garbanzos..) no ocupar más de ¼ del espacio del tarro con dicha semilla, porque al segundo día se hacen muy grandes y pueden llegar a ocupar todo el espacio.
• Después se les quita el agua y se deja el tarro boca abajo en un lugar donde la temperatura sea de 18-20 ºC. A más temperatura el proceso se acelera, y a menos se ralentiza. Un buen sitio es el secadero de la fregadera, como podéis ver en la foto.

Tarros germinadores colocados boca abajo para evitar el encharcamiento de las semillas.

• Se tapa el tarro con un trapo para que estén a oscuras, ya que así conseguiremos reforzar más la parte de raíz. Si lo dejamos a la luz se desarrollará más la parte aérea o verde, que también es comestible.
• Hay que estar atentas para que las semillas estén siempre húmedas, para ello por lo menos una vez al día hay que quitar la tapa y remojarlas con agua.
• Cada vez que las remojamos y quitamos el agua sobrante hay que cerciorarse de que no quedan pozos de agua dentro del tarro, lo que estropearía el proceso germinativo.
• El agua sobrante de estos “enjuagues” es ideal para regar las plantas de casa o reservarla para temas de limpieza.
• El agua, a poder ser que sea de manantial y si vives en una ciudad y utilizas la del grifo es mejor que la filtres. De todas formas, hay personas utilizan agua del grifo directamente y el proceso germinativo se activa igual, lo que no está medido es la influencia que el cloro y el fluor ejercen en el proceso.
• Siguiendo estos sencillos pasos, al tercer día ya tenemos la semilla germinada y lista para ser consumida. Cada semilla tiene su tiempo de geminación y de consumo.
• Si nunca has germinado semillas, se aconseja hacer las primeras pruebas con las semillas de lenteja o garbanzo, por ser las más sencillas.
• Para semillas muy pequeñas quizá tengamos que recurrir a otro método, pues los agujeros de este germinador casero pueden resultar demasiado grandes. Comentaron en el cursillo que se puede sustituir la tapa metálica por una gasa atada con una goma, pero esto lo tengo que experimentar antes de comentarlo en el blog…¡Ya os contaré cuando lo haga!

Mientras tanto tenéis más “secretos” sobre la germinación en este link.