Al igual que el resto de frutos secos, no contiene gluten ni lactosa, y es muy rica en ácido oleico, lo que la convierte en cardiosaludable y regula el colesterol.
La leche de avellanas, posee un alto valor nutricional ya que contiene un 16% de proteínas y un 60% de aceites insaturados, lo que la convierten en un complemento energético ideal para niñ@s en fase de crecimiento.
Además contiene significativos niveles de niacina, tiamina, y de minerales claves como el calcio, fósforo, magnesio y potasio, importantes entre otras cosas para un correcto fortalecimeinto óseo y necesarios para desarrollar con normalidad el ejercicio muscular.
Es rica en proteínas, aunque para que el aporte sea completo deben incluirse en la dieta proteínas de otros alimentos o leches vegetales, como los cereales y las legumbres, entre otras.
Presenta en su composición ácido fólico, necesario durante la gestación para el desarrollo del feto, y zinc, principio activo importante durante el desarrollo infantil.
Con sólo un vaso de leche de avellanas casera diario, se puede cubrir más del 60% de las recomendaciones diarias de vitamina E, nutriente antioxidante que protege a los glóbulos rojos y a las células musculares, así como responsable de minimizar el deterioro de las membranas celulares del sistema nervioso y del sistema cardiovascular. Junto a su alto contenido en ácido oleico, ésta es una de las principales razones nutricionales por la que gran parte de la comunidad médica y científica considera que el consumo habitual de frutos secos, puede ayudar a prevenir enfermedades degenerativas varias, problemas graves cardiovasculares, y hasta algunos tipos de cáncer.
Muy instructivo y didáctico, me alcanzaron datos que no conocía aún.
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